El concepto de brecha digital ha tenido un papel muy importante en los discursos sobre el desarrollo de las sociedades desde finales del siglo XX hasta la actualidad, y así mismo ha venido evolucionando para referirse a la desigualdad en el acceso, uso y apropiación de las TIC.

Desde los años 90, con el boom del desarrollo tecnológico y la aparición del Internet en los hogares, empezó a hablarse del concepto de brecha digital. Este, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se refiere principalmente a la diferencia que hay entre quienes pueden acceder a las tecnologías de la información y la comunicación, y quienes no.

Este fenómeno nace en el contexto de un sociedad en la que la generación y transmisión de información y conocimiento son las principales fuentes de riqueza. Por lo que quienes no cuenten con las herramientas digitales para el procesamiento, almacenamiento y distribución de datos estarán en condiciones desiguales con respecto al resto de la población. 

Numerosos estudios han demostrado que las oportunidades de acceso a las TIC dependen principalmente del nivel de ingresos y de educación que tengan las personas y las familias; además de otros factores como la edad, el género, la raza y el idioma.

En pocas palabras podría decirse, como sostiene Daniel Pimienta, que la brecha digital no es más que la expresión de las brechas sociales que ya existen, pero en un mundo digital. 

Niveles de brecha digital: más allá del acceso

Cuando apenas se empezaba a hablar del tema, el fenómeno de brecha digital era reducido a un asunto de acceso a la infraestructura tecnológica; o sea que la desigualdad estaba únicamente entre quienes tenían los equipos y la conectividad, y quienes no.  Sin embargo, con el estudio del tema se evidenció que la diferencia no solo radicaba en tener o no los aparatos y la conexión, sino también en saber usarlos y aprovecharlos para el desarrollo social, económico y cultural. 

Es por esto que ahora cuando hablamos de brecha digital, resulta indispensable identificar los tres niveles en que se presenta: el acceso, el uso y la apropiación. 

1.Brecha de acceso: considera la capacidad o dificultad de acceder a dispositivos con conexión a internet. En este nivel se quedan la mayoría de programas y proyectos que buscan cerrar la brecha digital, y aunque sin superar este no podría pensarse en los dos siguientes, solo el acceso no garantiza el cierre de la brecha. Lo anterior se evidencia en algunas instituciones educativas en las que se han entregado equipos, pero por restricción o por desconocimiento no se utilizan, entonces aunque existan los aparatos no hay un acceso ni aprovechamiento real de las TIC.

2.Brecha de uso: se refiere a la capacidad o dificultad de utilizar estas tecnologías. Aquí aparece la necesidad de alfabetizar digitalmente a las personas y comunidades que ya cuentan con estos equipos en habilidades como localizar, organizar, entender, evaluar y analizar información en medios digitales. Muestra de esto son los esfuerzos que el gobierno y organizaciones no gubernamentales hacen para formar docentes digitales, o con competencias TIC. Sin embargo, llegar solo a este segundo nivel resulta también insuficiente, pues son numerosos los casos entre los docentes que aunque han recibido capacitaciones en cómo utilizar ciertas herramientas, siguen sin saber cómo pueden aprovecharlas en sus clases

3.Brecha de apropiación: tiene en cuenta la posibilidad o limitación de usar de manera significativa los recursos que ofrecen las TIC. Es decir, que no solo busca que las personas sepan usar sus aparatos, sino que el uso que le den resuelva problemáticas del entorno, facilite el día a día, o los permita participar en una sociedad democrática.  Este nivel es el más difícil de alcanzar para las iniciativas que buscan cerrar la brecha digital pues, a diferencia de los dos anteriores, no es un proceso que se pueda reproducir de la misma manera en todos lados, sino que depende siempre del contexto en el que se esté trabajando. Por esto no es lo mismo apropiarse de las TIC en una escuela de Pasto, que en una escuela de Necoclí, pues en ambos territorios las necesidades de la comunidad, las costumbres y la cultura son diferentes. 

En definitiva: le brecha digital es un fenómeno que tiene lugar entre territorios, comunidades y personas de diferentes estratos socio económicos, y que se refiere a la desigualdad en el acceso, el uso y la apropiación de estas tecnologías. Para cerrar esta brecha se requiere mucho más que proveer equipos y conectividad, deben dejarse capacidades instaladas en las comunidades para saber utilizar las herramientas y aprovecharlas en su desarrollo.